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ALONSO BORREGÁN Y SU CONQUISTA DEL PERÚ

ALONSO BORREGÁN Y SU CONQUISTA DEL PERÚ

BORREGÁN, Alonso: La Conquista del Perú (Eva Stoll y María de las Nieves Vázquez Núñez, eds.). Madrid, Iberoamericana, 2011, 211 págs., il.

    Este relato de un personaje que llegó poco después de la primera conquista del Perú, en torno a 1535, permaneció inédito hasta que Rafael Loredo lo publicó completo por primera vez en Sevilla, en 1948. Esta primera edición completa circuló poco, pero sí la reimpresión de 1968, que hemos manejado habitualmente todos los estudiosos de la conquista del Perú. Sabíamos que no estaba bien escrita por la escasa formación de su autor –las editoras lo tildan de semiculto- y que contenía incorrecciones sintácticas, interpolaciones azarosas y ausencia de signos de puntuación. Todo ello, hace de la obra de Borregán un texto de difícil lectura y comprensión. No tiene nada de extraño que Francisco Esteve Barba indicara en su obra Historiografía Indiana la necesidad de reeditarla, modernizando, puntuando y acentuando correctamente el texto para así facilitar su uso por los historiadores.
    Esta nueva edición de Eva Stoll y María de las Nieves Vázquez, constituye el mejor análisis realizado hasta ahora de esta obra, con una transcripción paleográfica perfecta, respetando el texto tal cual fue escrito. Las autoras mencionan la sugerencia de Esteve Barba, pero decidieron no seguirla, según dicen, porque ello hubiese significado reescribirla, dados los continuos errores sintácticos y expresivos, no siempre fáciles de actualizar. Sin embargo, hay una segunda causa no especificada pero implícita, y es la formación académica de las editoras, ambas filólogas y no historiadoras. Yo como historiador, reconozco que el texto editado sigue siendo difícil de leer y también de comprender. Leyendo sus páginas uno tiene la sensación de estar trabajando sobre el manuscrito original, transcribiendo cada una de sus palabras y de sus expresiones. Por tanto, dado que su mayor valor es el de constituir una fuente histórica de primera magnitud, mientras que su valor literario es absolutamente irrelevante, quizás hubiera sido oportuno intentar una edición modernizada.
    Al margen de ese comentario, quizás personal e interesado, estamos ante una excelente edición, primorosamente cuidada que permite dar una mayor accesibilidad a un texto fundamental para reconstruir la etapa de las guerras civiles del Perú, que su autor vivió en primera persona. Se trata de un soldado subalterno; salvando las distancias, algo así como un Bernal Díaz del Castillo peruano. Con la diferencia de que mientras Bernal admirada a su líder, Borregán estaba con los opositores. Está claro que simpatizó con el bando almagrista y, por tanto, muchos de sus comentarios son tendenciosos y tienden a culpar de todo a los Pizarro exonerando a los Almagro. No tiene nada de particular que al tiempo que dice que los Pizarro planificaron minuciosamente la ejecución de Almagro, exime al hijo de éste de cualquier responsabilidad en la muerte del gobernador Francisco Pizarro. De hecho, afirma que ésta fue responsabilidad exclusiva de Francisco de Herrada y sus once correligionarios. Pero ello no le resta valor a la obra, ya que ninguna crónica de la conquista es neutra. Todos los estudiosos que estamos habituados a trabajar esta apasionante etapa de la historia sabemos que hay que analizar todas las fuentes distinguiendo entre los almagristas, los pizarristas y los oficialistas. Alonso Borregán fue un testigo presencial de muchos de los actos que cuenta y, por tanto, su testimonio, analizándolo adecuadamente, tiene un alto valor histórico. Además, algunos comentarios secundarios, sin contenido político, nos aclara detalles y nos cita personajes de los que desconocíamos su participación exacta.
    En definitiva, felicidades a las editoras y a las instituciones que han hecho posible la edición de este texto fundamental para los estudiosos de la Conquista.

ESTEBAN MIRA CABALLOS

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