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Libros de Historia

LA DESTRUCCIÓN DE LAS INDIAS AYER Y HOY

LA DESTRUCCIÓN DE LAS INDIAS AYER Y HOY

Bartolomé CLAVERO: Genocidio y justicia. La destrucción de las Indias ayer y hoy. Madrid: Marcial Pons, 2002. 173 páginas.

 

Aunque estamos ante un libro de pocas páginas y de formato pequeño lo cierto es que es de difícil y compleja lectura por el reducido cuerpo de la letra, por la literatura y por la profundidad con la que se desgranan cada una de las ideas que aquí se presentan. Por contra, su estructura es muy sencilla, pues, consta de unas breves palabras preliminares, cuatro capítulos, tres anexos y un breve índice temático y bibliográfico.

Se trata de un ensayo crítico sobre la destrucción de los pueblos indígenas en el pasado y en el presente. Y ésta es precisamente la idea principal, es decir, la pervivencia a través de los siglos de las estructuras que permitieron el genocidio sobre los pueblos indígenas del continente americano. Y todo ello lo explica el autor partiendo del estudio comparado entre la Brevíssima relación de la destruyción de las Indias de fray Bartolomé de Las Casas y una publicación reciente, de Víctor Montejo, titulada -emulando al dominico- Brevísima relación testimonial de la continua destrucción del Mayab.

Los dos primeros capítulos están dedicados al análisis de la época colonial, teniendo como epicentro la obra del padre Las Casas. E insiste en la idea de que, pese al rosario de reediciones posteriores de la Brevíssima, en su época no tuvo apenas difusión ni influyó decisivamente en la administración española como el propio Las Casas pretendió. Y ello, se justifica en parte debido a la mentalidad de la época que era más tolerante con delitos como el asesinato que con otros de carácter religioso o sexual.

El autor critica la escasa formación teológica y, sobre todo, jurídica del dominico, pues, la califica de "tardía, atropellada, torpe y de acarreo". Y probablemente sea cierto, sin embargo, a mi juicio, con formación o sin ella, y con más o menos silenciamiento de la Brevíssima, la influencia que ejercieron las ideas lascasistas en los gobernantes y en la legislación española, sobre todo la relacionada con la protección del indio, fue determinante.

En el capítulo segundo, se centra en el ejemplo del cacique Tenamaztle que fue deportado a España desde Jalisco. Una vez en tierras castellanas, y al parecer teniendo como abogado defensor al padre Las Casas, pleiteó por su libertad y la de su pueblo en la corte de Valladolid. Pese al interés del caso no deja de ser uno más de tantos similares que sucedieron a lo largo de la Edad Moderna.

En los capítulos tercero y cuarto trata del genocidio y la destrucción de las Indias en el siglo XX. Hace un análisis pormenorizado de la Brevísima relación de la destrucción del Mayab, escrita por Víctor Montejo, un nativo que vivió los hechos en primera persona. Intentando emular a Las Casas le puso un título y una estructura similar y la editó en 1992, coincidiendo con la reimpresión de la obra del dominico, aunque eso sí, dedicándosela no ya al príncipe Felipe -el futuro Felipe II- como hizo Las Casas sino al rey don Juan Carlos I. Hay otras diferencias con la obra de Las Casas, pues, el libro de Montejo recoge informaciones de los propios indígenas, "los sobrevivientes del genocidio" dice Clavero, y ofrece además nombres concretos, a diferencia de lo que hizo el fraile sevillano.

Sea como fuere, lo cierto es que Bartolomé Clavero parte en su desarrollo de la coincidencia de la reimpresión de la obra de las Casas con la edición de la de Montejo. En realidad la destrucción del Mayab se centra en las matanzas de indígenas en Guatemala, en los años 70 y 80, en los combates librados entre la guerrilla guatemalteca y el ejército. Y todo ello le lleva a una conclusión probablemente muy cierta: se trata de la misma historia que reflejara Las Casas en el siglo XVI, con otros verdugos, cinco siglos después. Y todo ello, denuncia clavero, con la relativa indiferencia de la prensa internacional porque "la mortalidad, cuando es indígena, no parece constituir de por si noticia".

Finalmente, en los tres anexos, formados por otros tantos artículos, dos reeditados y el último al parecer inédito, trata diversas cuestiones relacionadas con la política indigenista en el continente americano. Reivindica el respeto por las naciones indígenas americanas, criticando la abusiva imposición de los estados constitucionales americanos sobre las naciones indígenas que, además, existían antes de la formación de aquellos. Asimismo, defiende que la educación de los niños indígenas -de acuerdo con la Convención de Derechos del Niño- se haga en el marco de sus respectivas culturas. Para Clavero, el monoculturalismo constitucional americano es absolutamente genocida con los pueblos indígenas americanos.

Así, pues, el libro de Bartolomé Clavero presenta a nuestro juicio, unos puntos de vista bastante novedosos y a veces muy comprometedores sobre la situación del indio en el pasado y en el presente. Aunque no lo especifica, el autor está claramente en la línea indianista, una ideología que ha experimentado un gran auge a partir de la declaración de Barbados del 2 de julio de 1977. Una posición que pretende desarrollar un proyecto civilizatorio diferente del occidental o indigenista, elaborado por los propios indios.

No obstante, hay algunas ideas que parecen más que discutibles, como el hecho de calificar el proceso expansivo español de genocida. Es verdad que pudieron darse casos concretos de genocidio pero la generalización en este caso nos parece excesiva. Muy al contrario, yo creo que no hubo una conciencia genocida en el proceso de expansión español porque no se pretendió de forma consciente exterminar al indio ni por causas políticas, ni religiosas ni raciales. Asimismo, minimiza la posición de los dominicos, muy reivindicativos desde aquella famosa homilía celebrada en 1511 por fray Antonio de Montesinos "Ego Vox Clamantis in deserto". Una oposición a la línea oficial de la que el padre Las Casas no era más que la punta de todo un iceberg. Y hasta tal punto fue dura la posición de la Orden que llegaron, incluso, a plantear la posible restitución de los reinos a los indígenas. Unas ideas que, obviamente, no pudieron prosperar porque, como afirmó el recordado don José Alcina Franch, "se adelantaron excesivamente a su tiempo".

Por otro lado, el autor critica duramente a las escuelas historiográficas tradicionales, tanto las relacionadas con la Historia de América como con la Historia del Derecho, por soslayar su obsesiva idea del genocidio. Asimismo, rechaza el uso de términos generalizados dentro de la historiografía como indio, América -propone como alternativa Abya Yala, en idioma Kuna-, descubrimiento, encuentro, etcétera.

En definitiva, y para concluir, creo que estamos ante una obra que contiene planteamientos novedosos que, con matices, pueden servir como punto de partida para un debate sobre la realidad indígena americana de ayer y de hoy.

 

ESTEBAN MIRA CABALLOS

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